El mercado de venta de vivienda nueva en Montevideo viene cerrando un muy buen semestre en ventas, en particular, el segmento de Vivienda de Interés Social (VIS) –este año pasó a denominarse Vivienda Promovida (VP)– donde se percibe una tendencia hacia la concentración en grandes jugadores. Esos agentes manejan un volumen considerable de la oferta y se disputan el negocio con diversas estrategias de comercialización.

Hay promotores privados que tienen hoy ofertas de apartamentos VIS de 2 dormitorios desde US$ 88 mil en barrios como La Unión o a US$ 120 mil en la zona de Tres Cruces. Si bien un dólar planchado, un descenso de la inflación y la suba de los salarios elevó en 15% el poder de compra de inmuebles del consumidor final en Unidades Indexadas (UI) –la moneda en la que financia la mayoría de los bancos–, el grueso de los ventas (ronda el 70%) está concentrada en inversores, mientras el restante 30% queda en familias que logran cumplir el sueño de la casa propia.

Diego Chapuis, gerente comercial de la firma Altius Group –empresa que cuenta con 10 proyectos VIS entre culminados, en marcha y en etapa de lanzamiento– dijo que el semestre que está por culminar será “récord” en ventas. El ejecutivo consideró que el aumento de una oferta variada de apartamentos en distintos barrios es una de las razones que explicó este buen desempeño en la comercialización.

Otra variable de peso que también juega es la rentabilidad que ofrece el negocio inmobiliario para inversores que buscan opciones para hacer rendir su capital. Chapuis indicó que ese negocio ofrece actualmente un retorno en dólares que está entre 6% y 7% anual.

Precisamente, el director de Ventura –empresa que cuenta con siete proyectos VIS lanzados al mercado en la capital–, Fabián Kopel, comentó a El Observadorque en los últimos años ha ganado terreno el peso de los inversores frente al consumidor final a la hora concretar una venta. En ese sentido, indicó que de cada 10 apartamentos que se colocan, siete tienen como destino la inversión y otros tres van al consumidor final. Más allá de las restricciones en materia de ahorro, los precios elevados para el ingreso que perciben las familias o las elevadas tasas de financiamiento de la banca, Kopel considera que también tiene su incidencia un componente “más social” donde “no todo el mundo busca una casa propia”. Explicó que en particular las parejas jóvenes prefieren convivir un tiempo y son reacios a asumir compromiso de largo plazo con un cuota hipotecaria.

Eso desemboca en que el mercado de alquileres continúe “muy demandado”, en particular para las unidades a estrenar VIS que se colocan como “pan caliente”, algo que reduce sensiblemente el riesgo para el inversor que apuesta a ese negocio. De hecho, Kopel indicó que hay edificios –aún sin culminar– donde tienen lista de espera de potenciales inquilinos.